Rashomon: los múltiples paladares de la cocina tradicional japonesa

2024-11-21

Viajar de Buenos Aires a Japón en un instante. El tiempo queda congelado apenas uno cruza la entrada de este nuevo restaurante japonés que acaba de abrir sus puertas en Recoleta.

por GABRIELA PICASSO

Con un ambiente íntimo y minimalista, diseñado para evocar la serenidad y sutileza de Japón, Rashomon es un nuevo restaurante japonés tradicional en Recoleta en el que cada rincón invita a una pausa en el ritmo porteño, creando un oasis de calma y buen gusto. El diseño del espacio, a cargo de Andrés Litwak y Ayelén Mayer de LTWK Studio, está pensado para brindar un viaje sensorial completo en el que la arquitectura y la gastronomía se fusionan para celebrar la riqueza de la cultura japonesa.

Inspirados en la calidez de la madera de kiri, seleccionaron este material como revestimiento principal, logrando que los comensales sientan una conexión inmediata con el espacio. Los pisos, paredes y cielorrasos, en tonos similares, generan una continuidad visual que potencia la armonía del lugar. Madera cálida como esos bosques de bambú, granito verde que evoca la inmensidad del océano, un techo de simetría contagiosa, la iluminación sutil que replica el infinito y unas pocas mesas que invitan a la intimidad. Escenografía perfecta para un evento cíclico pero que a cada paladar le evoque de una forma diferente el “efecto Rasho”, inspirado en la icónica película de Akira Kurosawa.

Con la cocina al mando de Federico Jorge, cada día pescados y mariscos frescos llegan a la cocina para ser transformados en piezas de sushi y platos tradicionales con especial dedicación al detalle, desde la vajilla de diseño propio y realizada por artesanos locales, hasta la salsa de soja artesanal que acompaña cada pieza gastronómica.

Sin duda, la estrella de la carta es el omakase que se sirve en dos versiones, de 16 y de 23 piezas. La versión más completa incluye chawanmushi, ostra, sopa miso con almejas, sumono, seis sashimis, seis nigiris, norimaki y castella tamago. Para quienes buscan una degustación aún más amplia, Rashomon ofrece opciones como berenjena nitsume, curry japonés, yakitori de pulpito y, para finalizar en lo alto, un mousse de miso con crumble de leche y gel de mandarina. Nuevas opciones se irán sumando de a poco a la carta.

La experiencia en Rashomon no termina en esa imagen tan compuesta: siempre hay un Japón secreto, ese que queda por descubrir. En el subsuelo hay un exclusivo cocktail bar revestido en madera oscura, inspirado en los bares de whisky de Tokio, ideal para aquellos que buscan un ambiente más privado. Puede cerrarse para eventos y propone bebidas de autor cuidadosamente seleccionadas y preparadas con una refinada selección de whiskies y sakes japoneses que maridan a la perfección con la gastronomía. Hay, además, una buena cava de vinos.

Rashomon explora la riqueza de múltiples perspectivas en su propuesta culinaria, ofreciendo una experiencia única. Un inmenso ventanal inmortaliza como un cuadro el gomero centenario que está al otro lado del vidrio; el mismo donde habrá pensado mil palabras Adolfo Bioy Casares, vecino ilustre que hoy le pone nombre a la calle.