Vinecol: el camino orgánico
2019-12-11Vinecol, una de las bodegas que nos ha acompañado este año con algunos de los mejores envíos de vinos a socios del Club Cuisine&Vins, es un ejemplo y una pionera de la enología orgánica en nuestro país. Estuvimos hablando con Pablo Dessel, Director Comercial de la bodega, sobre la historia, la filosofía y el lugar que la bodega ocupa en la mente de los consumidores.
Certificada en 1998, Vinecol fue una de las primeras bodegas orgánicas en Argentina. En estos 21 años en el mercado, la bodega vio un crecimiento importante en el mercado interno y externo, escenarios en los que aparecieron más vinos, más bodegas y más consumidores buscando productos más naturales y con identidad propia.
La decisión de conseguir la certificación orgánica surgió en 1996, y por aquel entonces no fue sencillo para Vinecol explicar y comunicar lo que estaban haciendo. En tiempos donde el concepto de orgánico estaba relegado a los manuales de biología, la bodega recibía preguntas sobre si estaban haciendo un vino “sin alcohol”, o “light”, entre muchos otros comentarios que, lejos de aclarar el panorama, hicieron poco por ayudar al posicionamiento del vino orgánico en nuestro país. Hoy, después de más de 20 años, el vino orgánico está en boca no solo de los consumidores, sino también de otros actores del mundo del vino como los sommeliers, los restaurantes y las vinotecas.
“Gracias a las excelentes condiciones climáticas que tenemos en Mendoza, podemos tener un viñedo 100% orgánico, libre de cualquier producto químico que contamine nuestro suelo. Somos unos agradecidos por la calidad de nuestros viñedos y por la naturaleza que nos rodea”, dice Pablo Dessel, Director Comercial de la bodega, y agrega: “Nuestra primer cosecha orgánica fue en 2003, cuando comenzamos elaborando solamente dos vinos; año tras año fuimos creciendo en volumen y calidad, y hoy en día contamos con una elaboración de aproximadamente 300.000 litros anuales en tanques de acero de inoxidable y un portfolio de más de 30 vinos diferentes entre blancos, rosados y tintos”.
En cuanto al siempre cambiante mercado interno, Vinecol trabaja intensamente, invirtiendo en comunicación y organizando degustaciones y participaciones en ferias y mercados. “El consumidor ya reconoce las ventajas y la calidad de un vino orgánico; nuestras etiquetas son buscadas por quienes quieren disfrutar de un buen vino que además cuente con el valor agregado de ser orgánico”, comentan desde la bodega. Hoy los vinos de Vinecol se comercializan en una gran cantidad de vinotecas y en restaurantes que no son orgánicos, pero están interesados en tener vinos de este tipo en sus estanterías y cartas por su calidad y por lo que representan para sus clientes.
Los principales mercados de la bodega en el exterior son Brasil, Estados Unidos y el Reino Unido, plazas donde el sello orgánico es muy valorado, y que a la vez tienen exigencias altas en términos de presentación, packaging y calidad. Estas condiciones obligan a Vinecol a seguir desarrollando nuevos vinos, en una búsqueda constante de calidad. En este momento se encuentran desarrollando, de hecho, un nuevo proyecto de sustentabilidad que será presentado próximamente.
La principal variedad que elabora Vinecol es el Malbec, que constituye el mayor porcentaje de sus exportaciones. Hay mucho Malbec en el mundo, y la certificación orgánica permite a la bodega diferenciarse en el mercado. También elaboran Bonarda, un varietal que poco a poco va ganando terreno, y que bien puede ser considerado el hermano mayor del Malbec. Hoy Vinecol exporta Bonarda 100% a Estados Unidos, Inglaterra y Francia, con excelentes resultados.
“En todas las degustaciones explicamos que el vino orgánico ante todo es vino, y que tiene el mismo proceso de vinificación que un vino convencional. La gran diferencia está en el viñedo, donde no se utiliza ningún producto químico y donde se busca cuidarlo de una manera más natural, sin pesticidas, herbicidas y sin ningún fertilizante químico. De esta manera logramos respetar nuestro suelo y obtener vinos con una identidad propia con bajos rendimientos de producción, vinos que respetan el terruño, viñedos sustentables”, dice Dessel.