Puerta del Inca: un poco de Perú en San Telmo

2024-09-03

Buenos Aires tiene buena cocina peruana, pero no solemos encontrarla en San Telmo. Un restaurante, sin embargo, es de las pocas felices excepciones de la zona, combinando sabores auténticos con la historia de un espacio que recuerda épocas doradas de la ciudad.

texto y fotos MÁXIMO PEREYRA IRAOLA

Fui por primera vez a Puerta del Inca hace ya algunos años, creo que en 2017, cuando abrieron. Esa vez comí varias cosas (recuerdo un ceviche y varias piezas de sushi en una mesa afuera, al solcito, en el patio histórico del edificio), tomé ricos vinos. Después volví un par de veces para eventos que se llevaron a cabo en su enorme salón, como una degustación de vinos organizada por el Club Cuisine&Vins, no recuerdo para qué bodega.

Los platos a veces se van de la cabeza, los vinos también, pero queda el recuerdo de la atención, la calidez y la certeza de haber pasado buenos momentos en esas mesas. Ahora, varios años más tarde, con una pandemia de por medio que también vendría bien ir olvidando, volví un domingo al mediodía a Puerta del Inca para encontrarme una vez más con sus platos peruanos al costado de una calle adoquinada de mi barrio preferido de la ciudad.

El restaurante está ubicado en el pasaje Belgrano, una joya patrimonial de Buenos Aires que fue construida a fines del siglo XIX. El edificio, abandonado durante 80 años, fue felizmente rescatado por la arquitecta Ana María Carrió y hoy alberga un museo arqueológico en el subsuelo que da cuenta del pasado colonial de nuestra ciudad. También funciona acá un hotel boutique y una galería de arte que bien valen una visita, pero volvamos a las dos palabras con las que arranca este párrafo: el restaurante.

La carta de Puerta del Inca está centrada en los pescados y los mariscos, y abunda en clásicos peruanos como ceviches, tiraditos y causas. También hay platos calientes, como pulpo a la brasa y lomo saltado al pisco, que son buena opción cuando dan ganas de compartir. Por último, el sushi, alineado con la propuesta general de la casa, es de estilo nikkei.

Probamos varias cosas: primero, el ceviche clásico, de lenguado con lima, cilantro, cebolla, ajíes, batata y cancha. Picantito, no mucho, pero rico y fresco, nos lo devoramos tentados de repetir. Después una causa limeña, bien cremosa, con pollo, palta, tomate, huevo y apio, además de la mayonesa (casera, claro) y el rocoto.

También nos trajeron el lomo saltado al pisco, con papas fritas criollas y arroz blanco, rico; y la pesca del día (lenguado) con salsa de crema de langostinos y cognac con guarnición de puré de papas amarillo. Ambos platos vinieron bien para abrigar aquel sábado frío.

Luego, los postres: una torta de tres leches debidamente húmeda, casi jugosa; y un parfait de café muy goloso que se llevó bárbaro con un cafecito final. Acompañamos todo el menú con un vino blanco de la selección de la casa, que incluye también muchos tintos y rosados.

Puerta del Inca cuenta con un espacio grande, generoso, para más de 70 comensales adentro y 20 afuera. Además de sus almuerzos y cenas, se pueden organizar acontecimientos sociales de todo tipo, como cumpleaños, casamientos y eventos corporativos. Si les viene bien este dato, tengan en cuenta que en esos casos ofrecen opciones que van desde los desayunos a los menúes cerrados, pasando por piqueos peruanos. También tienen un servicio de catering a domicilio que se adapta a los requerimientos de cada cliente.