Möoi: pioneros de la cocina natural

Encontrar cocina natural en Buenos Aires ya no es un desafío. Una tendencia que incluye clientes diversos y sus preferencias a la hora de sentarse a comer. Los frutos del trabajo de cocineros apasionados, como Jessica Lekerman, creadora de Möoi.


por MARCELA KORZENIEWSKI


Jessica Lekerman es una de las chefs pioneras de la cocina natural en nuestro país. Cuando el concepto de Health Coaching todavía no se había instalado con la fuerza que ha tomado en la actualidad, volvía muy joven con su título de los Estados Unidos donde se formó en el Natural Gourmet Institute for Health and Culinary Arts de Nueva York.


Ahí se recibió de chef con orientación saludable y luego agregó otras especializaciones como health coach, coach ontológica y sistémica. Abogada de profesión, con un Master en finanzas, se metió en el mundo culinario casi como un juego. Pero su interés crecía cada vez más, hacía cuanto curso se le cruzaba en el camino, y en un momento tuvo que tomar una decisión: o la abogacía o la cocina. Y eligió esta última.

Hace 14 años, decidió abrir el primer local de Möoi, en Belgrano. La propuesta, basada en cocina gourmet y natural, nacía en un contexto favorable de demanda de una gastronomía más consciente.



Y no paró de crecer desde entonces. En el último año, la marca pasó de tener 9 sucursales a 12 -abrió en Pilar, en Recoleta, en Nordelta y Alto Palermo-, de las cuales 11 están en Buenos Aires y 1 en Salta, siendo el local del Alto Palermo uno de los proyectos más ambiciosos. “El factor común, ‘la madre’ de todos estos hijos MÖOI, es la carta, es la calidad y  el valor en la ambientación”, señala Jessica, que también trabajó con Francis Holway -nutricionista de Boca y River-, fue socia de Juliana López May en una compañía de delivery saludable, participó en el programa de Catherine Fulop en Fox Sports, es autora del libro “Cocina con onda”, y tuvo una escuela de “cocinero nutricional” junto a su hermana.


En Möoi, hay desayunos, brunch, opciones para merendar y platos para almuerzos y cenas, que abarcan todas las opciones de alimentación: la omnívora, gluten free, vegan, flexitariana, vegetariana, raw y apvl. Se destacan la moussaka de berenjenas; los portobellos rellenos de vegetales y queso halloumi; las sardinas rostizadas; el bowl de sushi; el khachapuri relleno, la bondiola braseada o el curry de langostinos, entre muchas otras opciones que conjugan sabores del mundo, materia prima de calidad y un equilibrio nutricional.


¿Cómo fue tu primer acercamiento a la cocina?

La cocina siempre estuvo muy presente en mi vida, aunque desde un lugar de hobby. Tuve una abuela paterna que me la introdujo y que me decía: pelá las arvejas, ponete a amasar. No aprendí por recetario porque ella no tenía. Ella siempre me decía: “no sé, sentilo”. Si era una masa, “sentila”. Si era una comida, “probala”. Ella seguía su instinto y era amoroso en el sentido de que te instaba a vivirlo. Hasta el día de hoy, en mi restaurante sigue habiendo recetas de ella.


¿Cuándo empieza a ser un interés profesional?

Yo trabajaba de abogada en un estudio jurídico pero todo empieza cuando me voy a Nueva York, donde vivía Jackie, una de mis hermanas. Ya venía haciendo cursos de cocina pero mi hermana, que es una gran compañera y promotora, me dice de ir a los Estados Unidos. Y era un planazo irme a NY a los 20 con mi hermana de 34. Ahí hago la carrera de chef con orientación nutricional. Me recibí en el 2002 y en 2003 me quedo viviendo en Nueva York. Argentina estaba en medio de una crisis económica, se complicaba trabajar de abogada, y la escuela me dio la posibilidad de dar clases ahí. Ese año me recibo también Health Coach. Hoy por hoy, muchos cocineros dicen ser Health Coach, la alimentación saludable es un término muy bastardeado.



¿Por qué?

Porque a cualquier cosa le ponen “alimentación saludable”.  Y no es así. La carrera que hice te habilita a trabajar con médicos, nutricionistas, en hospitales. En esa época, el nutricionista era más duro en el dato, como el hard y el soft. Te decía: 50 gramos de proteína y 20 gramos de tal otra cosa. Y la gente fracasaba con sus planes de alimentación. Entonces, te derivaba al Health Coach para armar un plan. Hoy, el nutricionista publica recetas y entiende que tiene que acompañar a sus pacientes.


¿Creés que hay una tendencia en la gastronomía a ser más saludable?

La carrera me formó para cocinar desde un lugar donde la importancia gastronómica está inserta pero con un valor agregado que tiene que ver con lo nutricional. Hoy, veintitrés años después, lo veo cada vez más, viene esta tendencia que está pisando cada vez más fuerte. Cuando pensaba la receta, ya había aprendido la importancia de la sinergia alimenticia que es cuando dos alimentos se potencian nutricionalmente. Hoy, cualquier restaurante te pone “plato saludable” y qué sé yo si una ensalada es saludable. El término está muy bastardeado. Primero, hay que analizarlo desde el producto. Después, con tu metabolismo. Y también con el momento de la vida que estés pasando.


¿Cómo se tiene eso en cuenta al armar la carta de un restaurante?

En ese caso, no me convierto ni en mamá ni en nutricionista ni en Health Coach de la persona que se sienta a comer. Pero desde la formación de la carta, desde la posibilidad de opciones que te doy, sí puedo abarcar distintas necesidades. Cuando abro Möoi hace 14 años, la carta ya venía con las siglas de gluten free, con V de vegano. Pero no lo inventé yo, lo aprendí y tuve la oportunidad de ofrecerlo.


¿Cuál es el común denominador de todas las sucursales de Möoi?

Lo más unificado que tengo es la carta pero cada uno tiene su impronta. Trabajo los locales con mucho afán, le doy mucha trascendencia a la ambientación y a los detalles porque creo mucho en la energía.





MÖOI & MÖOI Market

https://mooirestaurant.com.ar/





Comentarios