Los dos chefs más importantes de Latinoamérica, juntos en Buenos Aires
2015-03-26
Mauro&Virgilio son mundo epicúreo
El primero es nuestro orgullo, que brilla en Europa. Mauro Colagreco, todos ya lo conocen,
tiene el fabuloso restaurante Mirazur,
en Menton (Costa Azul), y es el único chef sudamericano con dos estrellas
Michelin. Además, posee un espacio en Shangai, Unico by Mauro Colagreco, y este a?o concretará la apertura de su
local en París.
Embajador Gastronómico del HSBC y de la bodega Catena Zapata, está
planeando hacerse cargo del restaurante del Aeropuerto de Niza.
Incansable, este platense sencillo que se formó con Beatriz Chomnalez y completó sus
estudios en el Lycée Hotelier de La Rochelle, viajó a Buenos Aires para
presentar su nuevo proyecto Orígenes
y revolucionar los paladares porte?os con una propuesta única. ?La gran
apuesta? Juntarse a otro chefstar: Virgilio
Martínez, nada más y nada menos que el cocinero peruano del restaurante Central (Lima), que ocupa el puesto 1
de América Latina, según Latin American ´50 Best Restaurant y el puesto 15 en
el mundo, según The World´s 50 Best Restaurant.
Martínez tiene un restaurante fabuloso en Londres (Lima) con una
estrella Michelin y ya es una celebridad mundial.
Juntos, los dos magos que hacen hincapié en las raíces, cocinaron en
el marco del Programa Gastronómico Mundo
Epicúreo HSBC, en el restaurante Chila.
Fueron ocho pasos inolvidables. Comenzó con un macarrón de morcilla
y manzana (Mauro Colagreco). Luego llegó la sorprendente leche de Cactus de
Martínez. En el round dos, se disfrutó un pez amazónico con semillas de airampo
(Virgilio Martínez). A continuación, la aplaudida roca de mar (especie de
merengue crocante de ajo relleno de cangrejo) del mismo chef. Para regresar a
la tierra, Colagreco emocionó con una delicia digna de la Pachamama: arlequín
de papas, alcaparras, botarga y café. Luego, la diversidad de maíz del
peruano, para finalizar con la deliciosa carrillera y morillas tan
Colagreco. Un ping pong de maravillas
autóctonas con toques sofisticados, refinadísimos, únicos en el mundo. Porque
estos dos genios no se inspiran en los otros, sino en sus orígenes, sus
tierras.
La noche, regada por lo mejor de Catena Zapata, finalizó luego de
dos postres sorprendentes: mandarina y calabaza (Mauro Colagreco) y cacao,
arcilla y hoja de coca (Virgilio Martínez).