La ruta del pan dulce

La leyenda cuenta que nació en Milán, hacia fines del siglo XIII, y la imaginación popular se encargó de tejer más de una historia, todas con amores entre ricos y pobres como base argumental y un previsible final feliz. Una, cuenta que un joven noble amaba a la hija de un humilde panadero que no tenía dinero para la dote. Decidido a superar este impedimento para la boda, se le ocurrió trabajar en la panadería haciéndose pasar por aprendiz y elaboró un panettone (pan grande) dulce, frutado y aromático. Apenas lo llevó al horno, el modesto local comenzó a llenarse de clientes atraídos por el tentador aroma, y así el enamorado sacó de la ruina al que pronto se convirtió en su suegro. Según otra historia, el pobre era el novio, un obrero que gastó todos sus ahorros en regalos para la due?a de su corazón. La dama, pretenciosa y coqueta, lo despreciaba invariablemente, hasta que cayó rendida a sus pies cuando él le obsequió un pan enriquecido con azúcar. El muchacho se llamaba Antonio y del apócope de pan de Tonio habría surgido el nombre de panettone. Sea cual haya sido la historia verdadera, el pan dulce es símbolo indiscutido de la mesa argentina en diciembre.