La ruta de Maia: una visita a Sál

2024-06-06

Maia Chacra, periodista, conductora y flamante columnista de Cuisine&Vins, inaugura este nuevo espacio visitando un restaurante en el que los fríos de la inspiración islandesa y escandinava se derriten en la calidez de platos exquisitos que abrigan el alma.

por MAIA CHACRA

Llegué por primera vez a Sál, en pleno Palermo Soho, en una noche especial en la que se celebraba su segundo aniversario. Una ocasión perfecta para descubrir su carta, una verdadera joya gastronómica. Desde el momento en que crucé la puerta, supe que iba a ser una noche especial. Entrar en Sál, con su ambiente acogedor y relajante, es como recibir un abrazo cálido de hygge, esa palabra noruega que no tiene traducción exacta pero básicamente expresa bienestar, satisfacción o calidez.

Sál tiene dos salones encantadores: el principal, minimalista y elegante, y el delantero, con ventanales sobre la calle Thames, que es más íntimo y tiene toques franceses con detalles escandinavos. El nombre del restaurante significa "alma" en islandés y captura a la perfección la esencia del lugar.

Este pequeño restó ofrece un menú que es una verdadera explosión de sabores, con ingredientes únicos que no se encuentran fácilmente en otros lugares. El chef y propietario, Nicolás Díaz Martini, ha hecho magia con su propuesta, capturando la esencia de la cocina nórdica y añadiendo un toque especial con influencias del sudeste asiático y especias locales.

El Pato Mortesaften, la estrella del menú, es simplemente espectacular, con sabores intensos y envolventes. Además, los smørrebrød, las reversiones de vodkas y el aquavit de elaboración propia hacen de Sál un lugar único en la escena gastronómica local.

Mi entrada favorita de la carta fue el tartar de calamar con mayonesa de tuétano; si hay que elegir un principal, elijo el lomo bleu con papa trufada frita y langostino. Cada bocado fue una sorpresa deliciosa que mostró la creatividad y la calidad con la que trabaja el equipo.

Sál cerró 2023 con una recomendación en la Guía Michelin de Argentina, un reconocimiento totalmente merecido para este rincón nórdico en el corazón de Palermo. Definitivamente, una experiencia culinaria que no se puede dejar pasar.