La columna vinófila: Sabe la tierra
2018-12-11Guiada por el calendario lunar para sembrar y
cosechar, y entendiendo al hombre junto con la flora y la fauna como un macro
sistema, surge con fuerza la agricultura biodinámica.
por ANA PAULA ARIAS
Así contado, el tema parece tener su lado
hippie chic, y las malas lenguas podrían decir que así es. Nada más alejado de
la realidad. Para sorpresa de varios, la biodinámica no es una moda, sino una
práctica que surgió en Austria en los años 20. Se trata, ante todo, del respeto
hacia la naturaleza y el entendimiento de la agricultura desde una perspectiva
más espiritual, por fuera de lo meramente mecanicista.
¿Y qué significa exactamente “respetar” a la
naturaleza? No usar pesticidas, no agotar el suelo donde se cultiva, hacer un
uso responsable de los recursos naturales y entender a la relación entre hombre
y Tierra como un todo armónico.
Detrás de la manzana perfecta, de la verdura
que no se pudre nunca, de la mandarina sin semillas hay un estilo de producción
controversial. Una agricultura que hace un uso discrecional de los agroquímicos
y que antepone el volumen a la calidad. La biodinámica se encarga de eso
también al dejar de lado el uso de plaguicidas, suplantándolos por preparados
hechos a base de abono vacuno y plantas medicinales.
¿Ser cuidadoso con el medio ambiente y no usar
pesticidas es suficiente entonces para ser orgánico o biodinámico? Lo cierto es
que no cualquiera puede estar registrado como tal. Existen asociaciones
internacionales que controlan el tipo de producción y determinan si una bodega debe
contar con el famoso sello; una certificación que se renueva todos los años y
que puede perderse en cualquier momento si el tipo de cultivo no se ciñe a los
estrictos estándares de elaboración que se le imponen.
Bodegas como Domaine Bousquet en Mendoza, o
Colomé en Salta son pioneras en un estilo de agricultura no intervencionista,
orgánica y biodinámica. Otra bodega paradigmática es la mendocina Chakana, que
incluso cuenta con un blog de notas en su sitio web donde se puede conocer más
a fondo su filosofía de trabajo en el viñedo.
El cultivo responsable tiene su lugar en medio
de la cruzada que varios llevan por el derecho a una alimentación más sana. Una
práctica que puede o no convertirse en tendencia pero que, indudablemente, su
filosofía y visión dejarán huella.