Epic en Arelauquen Lodge


Bariloche tiene un nuevo referente de la gastronomía, ligado a la hotelería de alto nivel. Profesionales con pasión conducen la propuesta.

Epic, el restaurante de Arelauquen Lodge fue concebido con excelencia. La puesta confortable y cálida, se mimetiza con el magnífico paisaje del Lago Gutierrez. La cocina, a cargo del chef Julián Del Pino, trabaja con ingredientes regionales de estación y los recrea en cocciones respetuosas y modernas. La sommelerie de Nicolas Noceti elige las mejores etiquetas de las grandes bodegas. Y la barra del mismo sommelier luce interesante para la experiencia. Por ejemplo, un Cucumber Tonic -Gin Hendricks, tónica, rodajas de pepino y pétalos de rosa que infusionan el gin-, moviliza los sentidos.

El comensal puede pedir a la carta un gazpacho, una burrata o una pasta al huevo, seguido de un cordero braseado o un bife de ternera a la criolla. Pero el menú degustación de 8 pasos es imperdible. Recetas más complejas, técnicas y resoluciones actuales, y savoir faire plasmado en sabores plenos.

La performance de los 8 pasos se inicia con aperitivo de gin Príncipe de Los Apóstoles, Cynar, pomelo y agua tónica y una lengua de cordero a la vinagreta y espuma en sifón de ajo asado. El segundo appetizer es un langostino apenas sellado y caviar de Bloody Mary trabajado con agar-agar, más melón fresco y polvo de jamón serrano. Le sigue un salmón etéreo en cocción al vacío, apenas sellado en sartén para que deje la piel crocante, servido sobre sopa de sandía y vodka de vainilla, más tartare de frutas.

Estos primeros pasos seducen por lo rico y delicados. La molleja de ternera, blanqueada y luego dorada en sartén con pincelada de salsa demiglace, viene con yema de codorniz, aceite de trufa y aire de pomelo logrado con lecitina de soja. Aquí es atractiva la presencia de la trufa con el perfume cítrico.

También al vacío el chef resuelve la entra?a de ternera sellada en sartén a temperatura alta. El risotto de papas en brunoise es una delicia. El toque crudo lo da la ensalada de pera, pepino y aceto balsámico. Y el final, ossobuco de cordero braseado en jugo de naranjas, calabaza y polenta, suculento.

La infancia se recupera en el prepostre. Piruleta de banana, dulce de leche y chocolate semiamargo, frizado. Y el postre es un lingote de emulsión de chocolate negro y blanco sobre bizcocho húmedo de naranjas y amapolas más helado de quinotos elaborado en la casa.

La carta de vinos de Epic es corta y dinámica, cambia en cada temporada. Ofrece variedad de los buenos cepajes del país y de las zonas productoras emergentes.




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