A16: el culto al Malbec
2020-04-22En el mes del Malbec, charlamos con la gente de A16, una de las bodegas que más variedad de esta cepa tiene en su porfolio. Distintos estilos, crianzas y suelos se combinan para expresar lo mejor del suelo mendocino. Julián Acosta Cid, su Gerente de Marketing, cuenta historia y presente de un proyecto que busca dejar huella.
por ANA PAULA ARIAS
La bodega A16 se encuentra en el corazón de Perdriel, a 25 km de Mendoza capital, dentro de la zona de Luján de Cuyo y a unos 950 metros sobre el nivel del mar. En 2015, luego de ochos sólidos años en el mercado nacional e internacional, decidieron abrir sus puertas al turismo y así poder contar en primera persona qué es lo que los hace un emprendimiento único. Actualmente (o por lo menos fuera de cuarentena), se puede visitar y descubrir las particularidades de un terruño que siempre está vigente. Estuvimos hablando con su Gerente de Marketing, Julián Acosta Cid, sobre las características del emprendimiento y su visión hacia el futuro.
¿Qué perfil tienen los vinos de Perdriel?
Es una zona que se encuentra a 950 msnm, los suelos son aluviales y escasos en materia orgánica; franco-arcillosos en la superficie, con abundante presencia de canto rodado y rocas a partir de los 20cm de profundidad. Eso es ideal para el cultivo de las cepas tintas y, sobre todo, del Malbec. Las condiciones climáticas acá son muy especiales, con altas temperaturas durante el día y noches frías, lo que favorece el desarrollo de color y taninos y que hace, también, que nuestros vinos tengan un buen potencial de guarda. Son vinos muy particulares, versátiles, ágiles, ricos y fáciles de tomar, con taninos dulces y de una concentración potente, gracias a los suelos arcillosos de los que te hablaba. La cercanía al Río Mendoza contribuye a obtener uvas sumamente naturales para producir vinos de mayor calidad.
¿Qué estilo de Malbec les interesa producir?
Tenemos mucho Malbec justamente porque estamos en Perdriel, que es una de las zonas más emblemáticas para el cultivo de esta cepa, y que se da muy, pero muy bien. Algo distintivo de A16 es que buscamos procesos naturales que se den manera sustentable, respetando el medio ambiente, las condiciones climáticas y de agua que tenemos en la zona, con una mínima intervención. Logramos así un Malbec más genuino y representativo del terroir. Estamos proyectando a futuro una parcela de vinos orgánicos.
Nosotros nos distinguimos por ser una bodega que, a través de nuestro porfolio, le damos la posibilidad al consumidor de probar diferentes Malbec de la misma zona, pero con distintos tipos de crianza. En la bodega utilizamos un método gravitacional para lograr un tratamiento de las uvas y mostos más suave y obtener así vinos de mayor calidad. La bodega tiene tanques de acero inoxidable y cuatro huevos de cemento. Para destacarnos buscamos procesos de vinificación y de crianza diferenciales; en los huevos de cemento, por ejemplo, el vino se oxigena, pero no le otorga los descriptores que se obtendrían criándolo en barrica. No criamos todos nuestros vinos en madera o todos en huevo de cemento o en tanque: lo que nos diferencia y lo que nos hace competitivos en el mercado es que tenemos muchos Malbec que tienen distintos tipos de crianza. Por ejemplo, nuestro vino Apogeo pasa 24 meses en barricas de roble francés, mientras que Auge tiene solo paso por tanque y es muy representativo del lugar.
¿A tu criterio, Argentina siempre va a estar vinculada al Malbec o va a surgir alguna cepa nueva? ¿Quién puede ser la heredera?
El Malbec es sumamente emblemático en la Argentina, creo que no puede existir un portafolio de una bodega argentina sin Malbec. Es una cepa que se da excelentemente bien en el país, de punta a punta, tanto en el norte como en el sur, tenemos Malbec en todos lados; es una cepa muy noble y fiel a la tierra. Desde que Sarmiento le encomendó a Michel Aimé Pouget que implante Malbec en Mendoza, fueron surgiendo nuevos varietales que se dan muy bien, como Cabernet Franc, Petit Verdot o Chardonnay, entre otras. Pero creo que la argentina tiene que seguir siendo pionera del Malbec en el mundo, tiene que seguir llevando la bandera del Malbec con fuerza y, si se posicionan otras cepas, va a ser porque se dan muy bien en este suelo y no por gusto del mercado.
Sí, la economía ha cambiado y el consumo per cápita ha bajado muchísimo. Venimos viviendo años de crisis y recesión económica y, por supuesto, la industria se ve afectada. Sin embargo, creo que las bodegas están haciendo un gran esfuerzo para cambiar sus planes de comunicación y marketing a los fines de poder llamar la atención del consumidor y captar al público joven, el conocido millenial. Se lo invita a tomar vino, no como un momento sofisticado en el que necesita saber catar, sino a tomar vino como era antes, de manera relajada, familiar y amistosa. La idea es que nadie te juzgue y que lo puedas conocer y que te vayas descubriendo en los sabores del vino. Ese fue uno de los grandes lineamientos que se tomó para hacer crecer el consumo. En muchas bodegas también se está buscando bajar los costos para que el precio final de la botella no sea elevado y esté al alcance del bolsillo. En nuestro caso, somos una bodega boutique con grandes porcentajes de exportación, pero trabajamos muchísimo en el mercado interno y accionamos desde el área de comunicación y marketing para apostar al consumo en los más jóvenes. Nuestra variedad de líneas y estilos nos hace atractivos porque jugamos con diferentes públicos.
En la bodega hay esculturas que engalanan el lugar, además de la música clásica que se escucha en la sala de barricas. ¿De dónde viene ese gusto por el arte?
La bodega tiene mucho arte. Tenemos unas esculturas muy grandes que son los guardianes de la finca y que representan los 12 signos del zodiaco. También tenemos diferentes esculturas a lo largo de todas las instalaciones que representan diferentes portales, como el portal del Teatro, de la Música, de la Sabiduría, y que son todas obras de Alfredo Ceverino, un artista mendocino. Los gustos provienen del dueño, Gerardo Cartellone, y de su esposa Mabel, que son fanáticos del arte. Ellos fueron incorporando obras de diferentes artistas locales e incluso internacionales y las fueron colocando en diferentes espacios de la bodega.
Las novedades de A16 tiene que ver con apostar mucho más por ser una bodega de triple impacto, es decir que tenga un impacto social, un impacto económico y un impacto ecológico. Una bodega que se rija por los códigos de sustentabilidad, con responsabilidad social y comprometida, no solo con el medio ambiente, sino con sus propios productos, sin tanta intervención del productor, y que puedan representar a Perdriel y a la zona de Luján de Cuyo. En este sentido, vamos hacia el cultivo de vinos orgánicos, a desarrollar parcelas completamente orgánicas. Ya disponemos de una huerta propia y estamos incorporando de a poco también los animales de granja que son tan necesarios para la producción de fertilizantes naturales. Esto que te comento en el fondo es asimismo una estrategia comercial, porque esos son los vinos que los consumidores quieren, de empresas que tengan productos de triple impacto y sean responsables con el medio ambiente y con sus empleados.