por MÁXIMO PEREYRA IRAOLA
@maximopi
Hay distintos vinos para distintos momentos, y distintos momentos para distintos vinos. El timing de descorche lo decide quien bebe, en general, pero en ocasiones la bodega, la etiqueta o la cepa son las que despiertan sentimientos especiales y dicen “guardame para cuando te sientas así (o cuando quieras sentirte así)”. Y ese “así” puede reemplazarse por cualquier cantidad de cosas: hay vinos para reflexionar, hay vinos para celebrar, hay vinos para llorar, y hay vinos para bailar y reír.
En esta última categoría entra La Danza, el más reciente lanzamiento de Altos Las Hormigas: un blend de uvas tintas con un porcentaje especial y refrescante de uvas blancas, diseñado y elaborado de tal manera que el resultado es puro placer y disfrute.
La bodega, co-fundada en 1995 por Alberto Antonini y Antonio Morescalchi, nació con la mirada bien puesta en la excelencia y el compromiso con el terroir, y esa filosofía sigue firme 26 años más tarde, con vinos innovadores y personales que expresan fielmente su lugar de origen.
Volviendo a La Danza, se trata de un vino muy particular con el que Altos Las Hormigas se anima a explorar la versatilidad de distintas uvas y terroirs. En esta ocasión usaron Malbec, Bonarda y Semillón provenientes de Luján de Cuyo y Valle de Uco; todas las uvas fueron cosechadas a mano, y durante la fermentación cada tanque fue degustado tres veces por día. Es un vino muy fresco, en parte gracias a que no pasa por roble; en cambio, pasa por cubas de cemento por un mínimo de 9 meses.
De su color diremos que es de un rojo intenso, rubí, con tintes violáceos. De su aroma, que va entre los frutales, como frutillas, higos y frutos rojos, y las hierbas y especias. De su sabor, que es muy delicado, tiene un buen toque de acidez y un dejo frutado que se lleva muy bien con platos mediterráneos, como una rica moussaka.
“Se trata de un vino que invita a ser degustado de una manera relajada y descontracturada. La Danza es un vino para tomar hoy, no para guardar o envejecer, es más frutal y con menos madera”, dice Antonio Morescalchi, fundador de la bodega.
La etiqueta nos encanta. Fue diseñada por la francesa Laurence Chenè, quien apuntó a reflejar el espíritu de simpatía, alegría y emociones positivas que la bodega expresa en este inolvidable blend. Como bien dice su nombre, este es un vino que invita a disfrutar, a relajarse y a bailar un rato. Altos Las Hormigas propone servir La Danza en jarra pingüino, ícono de las raíces argentinas y la mesa compartida con amigos y familia.
Una vez más, recomendamos que se hagan de una o dos botellas de La Danza Blend para hacer una pausa y entregarse al disfrute. Pueden encontrar este vino en vinotecas, tiendas especializadas y canales online.
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