Este mes, viajá desde casa con Cuisine&Vins

La caja mensual del Club Cuisine&Vins es una buena manera de recorrer los viñedos argentinos sin moverte de tu casa. En esta época de cuarentena, nos encanta la idea de regar tu mesa diaria. Por eso te proponemos, una vez más, degustar las etiquetas que seleccionamos para vos y así conocer las novedades del mundo del vino.


por ANA PAULA ARIAS

Santa Julia lo hizo de nuevo: una etiqueta que arranca tímida, con buen marketing, pero que también crece con el boca a boca y que termina convirtiéndose en favorita. Algo así pasó con el Santa Julia Chenin o con el Alambrado y, probablemente, también pase con este vino. Es que el Tensión La Ribera es una apuesta interesante en un mercado saturado de vinos varietales. Un blend de moda que termina fascinando a todos. El dúo Cabernet Sauvignon - Cabernet Franc funciona porque aporta lo mejor de cada cepa, lo que resulta en un tinto entrador, con matices y a la moda.

Los viñedos de Santa Julia están a la vera del río Tunuyán, y van desde el Valle de Uco hasta Santa Rosa. En ese recorrido las alturas y los suelos cambian y eso se nota en la delicadeza del blend de Cabernet, una combinación muy bien pensada.
 
A unos 60 kilómetros, en Barrancas (Maipú), se encuentran los viñedos en los que el enólogo Pablo Benavides, de la bodega Kalós Wines, produce Sin Rodeo Malbec. Un vino frutado con un estilo bien moderno. El suelo aluvial, franco arenoso y pedregoso, es el sello de la zona, y da unos tintos de perfil mineral y algo floral que los distingue.

Los Malbec en Argentina han pasado por varias etapas en la historia de nuestra viticultura. Desde vinos maderosos y gruesos, hasta lábiles tintos naturales, la evolución del paladar argentino va en sintonía con el cambio de modas (¿o será al revés?). Lo cierto es que, en esta época, lo que se aprecia es un tipo de Malbec más ligero, fresco, pero, ante todo, que relate las particularidades de su suelo. Y así es Sin Rodeo, un tinto que habla de la tierra de donde viene, honesto y personal.

La caja se completa con el Civit 757 Malbec Rosé, de Bodega A16 (Pedriel, Luján de Cuyo, Mendoza). Los conocedores lo dicen y nosotros lo repetimos: Luján de Cuyo es EL lugar para hacer Malbec en Mendoza. Pero redoblemos la apuesta, porque no sólo de tinto vive el ser humano, otros estilos también deben encontrar su lugar en el mundo para alcanzar una impronta delicada y única. Al igual que con el Malbec, los terruños altos y con suelos pedregosos contribuyen a la complejidad de blancos y rosados.

Es el caso de Perdriel, a casi mil metros de altura. Un terroir conocidísimo, pero que, en materia de rosados, recién está despuntando. El Civit 757 trae consigo la frescura de la arcilla y el canto rodado, una mineralidad que se amalgama perfectamente con notas frutales de cereza y frutilla. Una buena excusa para empezar a tomar en serio los vinos rosé, y apreciarlos por lo que son realmente: una opción versátil y siempre chic para acompañar las comidas.

La experiencia del buen beber implica tomarse un minuto para pensar de dónde viene el vino. Las horas de sol y las mañanas de calor donde los cosecheros se distinguen a lo lejos entre las plantas. Hay una escena para cada uno de los momentos en que los viñedos crecieron y fueron cosechados para convertirse en lo que hoy, en la comodidad de tu casa, estás bebiendo. Tomarte el tiempo para pensar en eso te ayuda a salir un poco del encierro de una cuarentena que, con 
Netflix y todo, puede volverse cuesta arriba. 

Es sabido: el vino expande los límites del hogar. 


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