El peso de la historia

De la mano de Silvia Gargantini, heredera de una de las familias vínicas más tradicionales de Mendoza, Clos de Chacras es un emprendimiento familiar que rinde homenaje a los pioneros de la vitivinicultura argentina.

“Lo primero es la familia”, rezaba una famosísima comedia televisiva nacional de los años noventa. Vaya frase, ¿no? Tan conocida, como inmortalizada. Lo familiar, lo arraigado, lo profundo, lo que nos llega al alma. Cimiento clave de toda estructura. Si de familia hablamos, los Gargantini han sido –y son- una de las más tradicionales, con peso específico infinito. En Mendoza y nuestro país. Pues, este ilustre apellido trascendió todas las fronteras habidas y por haber. Simbolizan la historia pura y viva de nuestra centenaria vitivinicultura. “Son el vino mismo”, escucho, por allí, una y otra vez, en cada rincón de la querida provincia cuyana.

Originarios de la Suiza italiana, desembarcaron en estas tierras –atraídos por las montañas y el magnífico paisaje impresionista- a finales del siglo XIX. Don Bautista Gargantini, fundador de “Bodegas y Viñedos Gargantini”, erigió en Chacras de Coria, Luján de Cuyo, una de las más grandes empresas vitivinícolas de su tiempo. Corría el año 1921 y aquella construcción era toda una revolución para la época.

Sin embargo, con el correr de los años, al ritmo de los incansables vaivenes socioeconómicos de la Argentina, el predio cambió varias veces de dueños y, posteriormente, fue abandonado hasta 1987. Aquel año, los descendientes del pionero visionario recuperaron el invaluable patrimonio de la familia.

Así nace Clos de Chacras, que tuvo su primera cosecha en 2004. Con mucho amor, pasión y todo el peso de la historia detrás, quien tomó las riendas del proyecto es Silvia Gargantini, nieta de Bautista. Ella ha sido la principal responsable de la recuperación del edificio, junto a su esposo y sostén, Alejandro Genoud, portador de otro apellido trascendental.

Los Genoud son parte importante de la historia vitivinícola mendocina, ya que el bisabuelo de Alejandro realizó grandes aportes para el mejoramiento del riego en la provincia. Nos referimos –nada más y nada menos- del reconocido Ingeniero Cipolleti, cuyo trabajo facilitó el cultivo en Mendoza.

De este modo, la unión de las dos familias dio como resultado la elaboración de vinos de alta gama, que transmiten una importante herencia: el amor por la tierra y sus frutos.

Aggiornada a los tiempos modernos (sin perder la esencia), la bodega fue restaurada arquitectónicamente, conservando detalles clave de su construcción original. La incorporación de nuevas tecnologías es el eslabón final para obtener etiquetas acordes a los históricos apellidos vínicos.

Los vinos. Actualmente, Clos de Chacras comercializa las líneas Gran Estirpe, Ereditá y Cavas de Crianza. Las tres se exportan a países de toda América, Europa y Asia. Las uvas para estos vinos provienen de prestigiosas zonas mendocinas: Gualtallary, La Consulta y Lunlunta. Son regiones bendecidas por una muy buena cantidad de horas de sol y pronunciada amplitud térmica, permitiendo obtener uvas de gran calidad. Además, para lograr más elegancia en los productos, el equipo enológico y agronómico trabaja sobre suelos de diferentes texturas. “El objetivo es obtener vinos con intensidad de color, de una refinada expresión aromática y la estructura ideal para la guarda”, aseguran desde las entrañas de la bodega.

Turismo. Visitar Clos de Chacras es sumergirse en la historia del vino argentino. Antiguas y nuevas tecnologías se entremezclan en un recorrido que marida mágicamente el pasado con la actualidad. Asimismo, el público puede recorrer los viñedos y aprender de la elaboración hasta su finalización en la cava subterránea. El epílogo (sin duda, momento deseadísimo por los paladares vinófilos) es una degustación de vinos (blanco, rosado y tintos) cargados de emoción y tradición, con el sello de calidad Gargantini. ¿Cuándo? Las visitas se realizan de lunes a sábados, de 9.30 a 18 horas.

Propuesta gastronómica. Dicen que detrás de un gran hombre, hay una gran mujer. Y detrás de un gran vino, un gran plato. Ello inspiró a los mentores del proyecto a armar un restaurante con sabores tradicionales, basados en la fusión y riqueza de las cocinas regional, gourmet y mediterránea. El menú es cuidadosamente seleccionado y cambia de acuerdo a los elementos que la naturaleza brinda en cada época del año. “La carta ofrece una paleta de sensaciones con ingredientes que incluyen hortalizas de estación, frutas disecadas, aceite de oliva, carnes rojas y blancas y otros productos artesanales elaborados en la provincia. Los comensales pueden disfrutar de estos platos en una sala ambientada o en el deck con vista al lago y los viñedos”, indica Silvia. Horarios de almuerzos: Lunes a sábados, de 12.30 a 15 horas. Cenas: Viernes y sábados, de 20.30 a 23 horas.

Turismo corporativo. El establecimiento presenta tres espacios amplios para la realización de eventos corporativos y sociales. Lo más destacado es el deck junto al lago artificial, rodeado de bellísimos jardines. En total, 200 personas pueden reunirse para vivir memorables encuentros empresariales y privados. La casa ofrece catering y estacionamiento privado, entre los servicios más destacados.

Clos de Chacras, en síntesis. Es una bodega familiar que cuenta con una pequeña producción centrada en la alta calidad de sus vinos. El establecimiento está ubicado en el corazón del distrito Chacras de Coria de Luján de Cuyo. Gran Estirpe, Eredità y Cavas de Crianza son las líneas de la bodega, que actualmente se exportan a países de Sur América, Norte América, Europa y Asia. La historia y la tradición familiar son los factores que impulsan la elaboración de vinos premiados por expertos nacionales e internacionales.

www.closdechacras.com.ar


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Categoría Vinos

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