El peso de la historia
2015-09-23De la mano de Silvia Gargantini, heredera de una de las familias vínicas más tradicionales de Mendoza, Clos de Chacras es un emprendimiento familiar que rinde homenaje a los pioneros de la vitivinicultura argentina.
“Lo primero es la familia”, rezaba una famosísima comedia televisiva
nacional de los años noventa. Vaya frase, ¿no? Tan conocida, como
inmortalizada. Lo familiar, lo arraigado, lo profundo, lo que nos llega
al alma. Cimiento clave de toda estructura.
Si de familia hablamos, los Gargantini han sido –y son- una de las más
tradicionales, con peso específico infinito. En Mendoza y nuestro país.
Pues, este ilustre apellido trascendió todas las fronteras habidas y por
haber. Simbolizan la historia pura y viva de nuestra centenaria
vitivinicultura. “Son el vino mismo”, escucho, por allí, una y otra vez,
en cada rincón de la querida provincia cuyana.
Originarios de la Suiza italiana, desembarcaron en estas tierras
–atraídos por las montañas y el magnífico paisaje impresionista- a
finales del siglo XIX. Don Bautista Gargantini, fundador de “Bodegas y
Viñedos Gargantini”, erigió en Chacras de Coria, Luján de Cuyo, una de
las más grandes empresas vitivinícolas de su tiempo. Corría el año 1921 y
aquella construcción era toda una revolución para la época.
Sin embargo, con el correr de los años, al ritmo de los incansables
vaivenes socioeconómicos de la Argentina, el predio cambió varias veces
de dueños y, posteriormente, fue abandonado hasta 1987. Aquel año, los
descendientes del pionero visionario recuperaron el invaluable
patrimonio de la familia.
Así nace Clos de Chacras, que tuvo su primera cosecha en 2004. Con mucho
amor, pasión y todo el peso de la historia detrás, quien tomó las
riendas del proyecto es Silvia Gargantini, nieta de Bautista. Ella ha
sido la principal responsable de la recuperación del edificio, junto a
su esposo y sostén, Alejandro Genoud, portador de otro apellido
trascendental.
Los Genoud son parte importante de la historia vitivinícola mendocina,
ya que el bisabuelo de Alejandro realizó grandes aportes para el
mejoramiento del riego en la provincia. Nos referimos –nada más y nada
menos- del reconocido Ingeniero Cipolleti, cuyo trabajo facilitó el
cultivo en Mendoza.
De este modo, la unión de las dos familias dio como resultado la
elaboración de vinos de alta gama, que transmiten una importante
herencia: el amor por la tierra y sus frutos.
Aggiornada a los tiempos modernos (sin perder la esencia), la bodega fue
restaurada arquitectónicamente, conservando detalles clave de su
construcción original. La incorporación de nuevas tecnologías es el
eslabón final para obtener etiquetas acordes a los históricos apellidos
vínicos.
Los vinos. Actualmente, Clos de Chacras comercializa las líneas
Gran Estirpe, Ereditá y Cavas de Crianza. Las tres se exportan a países
de toda América, Europa y Asia. Las uvas para estos vinos provienen de
prestigiosas zonas mendocinas: Gualtallary, La Consulta y Lunlunta. Son
regiones bendecidas por una muy buena cantidad de horas de sol y
pronunciada amplitud térmica, permitiendo obtener uvas de gran calidad.
Además, para lograr más elegancia en los productos, el equipo enológico y
agronómico trabaja sobre suelos de diferentes texturas. “El objetivo es
obtener vinos con intensidad de color, de una refinada expresión
aromática y la estructura ideal para la guarda”, aseguran desde las
entrañas de la bodega.
Turismo. Visitar Clos de Chacras es sumergirse en la historia
del vino argentino. Antiguas y nuevas tecnologías se entremezclan en un
recorrido que marida mágicamente el pasado con la actualidad. Asimismo,
el público puede recorrer los viñedos y aprender de la elaboración hasta
su finalización en la cava subterránea. El epílogo (sin duda, momento
deseadísimo por los paladares vinófilos) es una degustación de vinos
(blanco, rosado y tintos) cargados de emoción y tradición, con el sello
de calidad Gargantini. ¿Cuándo? Las visitas se realizan de lunes a
sábados, de 9.30 a 18 horas.
Propuesta gastronómica. Dicen que detrás de un gran hombre, hay
una gran mujer. Y detrás de un gran vino, un gran plato. Ello inspiró a
los mentores del proyecto a armar un restaurante con sabores
tradicionales, basados en la fusión y riqueza de las cocinas regional,
gourmet y mediterránea. El menú es cuidadosamente seleccionado y cambia
de acuerdo a los elementos que la naturaleza brinda en cada época del
año. “La carta ofrece una paleta de sensaciones con ingredientes que
incluyen hortalizas de estación, frutas disecadas, aceite de oliva,
carnes rojas y blancas y otros productos artesanales elaborados en la
provincia. Los comensales pueden disfrutar de estos platos en una sala
ambientada o en el deck con vista al lago y los viñedos”, indica Silvia.
Horarios de almuerzos: Lunes a sábados, de 12.30 a 15 horas. Cenas:
Viernes y sábados, de 20.30 a 23 horas.
Turismo corporativo. El establecimiento presenta tres espacios
amplios para la realización de eventos corporativos y sociales. Lo más
destacado es el deck junto al lago artificial, rodeado de bellísimos
jardines. En total, 200 personas pueden reunirse para vivir memorables
encuentros empresariales y privados. La casa ofrece catering y
estacionamiento privado, entre los servicios más destacados.
Clos de Chacras, en síntesis. Es una bodega familiar que cuenta
con una pequeña producción centrada en la alta calidad de sus vinos. El
establecimiento está ubicado en el corazón del distrito Chacras de Coria
de Luján de Cuyo. Gran Estirpe, Eredità y Cavas de Crianza son las
líneas de la bodega, que actualmente se exportan a países de Sur
América, Norte América, Europa y Asia. La historia y la tradición
familiar son los factores que impulsan la elaboración de vinos premiados
por expertos nacionales e internacionales.
www.closdechacras.com.ar