La columna vinófila: Las bebidas de Bridgerton


Nuestra columnista y sommelier del Club Cuisine&Vins, Ana Paula Arias, devoró la temporada de la nueva novela rosa de Netflix y se puso a analizarla desde lo que más nos interesa: el chupi. ¿Qué toman, qué aspiran? Las respuestas están acá.

La columna vinófila: Las bebidas de Bridgerton

por ANA PAULA ARIAS

La novela rosa post racial que es furor en Netflix es tan disparatada como adictiva, peeero, como acá no somos críticos de series, nos abocamos a lo nuestro y te contamos qué onda con lo que toman. ¿Hay rigor histórico? ¿Se bebía tanto champagne y coñac como se ve? ¿Había cerveza? ¿Qué tipo de vino consumían en esa época? Y de yapa ¿qué es lo que esnifa la reina tan suelta de cuerpo?

Coñac para todos y todas

Ya sea cuando van a los burdeles o a conversar con un amigo, en Bridgerton siempre tienen una botella de coñac a mano para amenizar la charla. Sin embargo, si pensamos que la serie está ambientada a principios del siglo XIX, resulta difícil creer que fuera tan común. Por esa época en Inglaterra conocían muy bien el destilado, pero principalmente con fines comerciales, es decir para su compra y exportación y no tanto para consumo doméstico. Las grandes casas de coñac ya existían en Francia y habían perfeccionado la técnica de la doble destilación, pero no es hasta principios del 1800 que se empiezan a comercializar en botellas y no en barriles, por lo que el auge del coñac en Europa no va a ser hasta mediados del siglo XIX.

Burbujas de amor por donde quiera

Si en los burdeles y en las cenas íntimas es el coñac, en los bailes multitudinarios es el champagne. Todos beben mientras comentan los chismes de Lady Whistledown. Y tiene sentido, porque desde el siglo IX la realeza europea adoptó al champagne francés como “la” bebida festiva. Eso fue porque en esa época, en Reims (corazón de la región de Champagne) se llevó a cabo la Consagración de los reyes de Francia, un evento al que asistieron todos los monarcas. ¿Y qué se tomó? Sí, señor: champagne. Es a partir de ese momento que, en todas las cortes, en las celebraciones relevantes (como las que da la reina) debe servirse champagne. Eso sin contar el matrimonio entre Leonor de Aquitania y Enrique Plantagenet en el siglo XII, que significó la unión comercial entre Francia e Inglaterra y el inicio de la expansión de los vinos bordeleses, pero eso es para otra nota. En resumen, en esto Bridgerton no falta a la verdad.

 

Licencias artísticas con la cerveza

Como dijimos al principio, plantear un escenario post racial en el 1800 nos da la pauta de que a la serie no le interesa el rigor. Tal vez por eso su éxito indiscutido: porque mezcla conceptos de la nueva era con signos de una época romántica por definición (y bastante difícil para las mujeres, vale decir). De todas formas, Bridgerton es una excusa para hablar también de la historia de las bebidas, como cuando uno de los hermanos se toma una cerveza rubia digna de una publicidad de Stella Artois. Pues no, mi cielo, ese estilo, la famosa cerveza Pilsen (dorada, casi transparente, sin turbiedades y brillante), recién se va a fabricar a partir de 1840 y va a comercializarse masivamente a finales del siglo XIX. Lo que había antes era más rústico y menos agradable de beber, por eso la gente se inclinaba por el consumo de destilados y vinos.

¿Qué vino toman en Bridgerton?

Bueno, probablemente francés; aunque hay un bache entre el tratado de libre comercio entre Francia e Inglaterra de fines del siglo XVIII y la política proteccionista inglesa de mediados del siglo XIX, no está mal suponer que por esa época, y sobre todo en las cortes, los vinos seguían siendo franceses. Sobre todo porque Gran Bretaña nunca se caracterizó por ser productora de vino. A nosotros nos gusta pensar que beben tintos de Médoc.

¿Qué aspiraciones tiene la reina?

Nos referimos específicamente a lo que aspira mientra habla con Lady Violet. Se trata nada más y nada menos que de rapé, tabaco molido y mezclado a veces con especias, que se consume por la nariz en muchos países hasta el día de hoy, sobre todo en Medio Oriente. Fue introducido luego de las primeras expediciones colonizadoras a América y del desarrollo del comercio marítimo de Inglaterra y España. Así es cómo, a partir del siglo XVIII, va a ser muy popular entre los aristócratas europeos y se va a convertir en un vicio lujoso a los que pocos podían acceder.
 

fotos: Neftlix



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