Sierra Lima Alfa: Un nuevo norte

Nos encantan los vinos norteños, con su impronta tan característica e identificable. Adoramos también a los productores que patean el tablero y nos hacen descubrir un mundo nuevo dentro de aquel que creíamos conocido. De eso se trata Sierra Lima Alfa, la bodega boutique de los Valles Calchaquíes de la que todos están hablando. 


por MANUEL RECABARREN

@manurek



Rápido: ¿Qué se nos viene a la cabeza cuando pensamos en los vinos de nuestro Norte? Mucha potencia, fruta bien madura, taninos intensos. Miles de ejemplos de esos tintos con temperamento para acompañar ciertas comidas y blancos hiper aromáticos, casi perfumados, también difíciles de domar. Que no se me malinterprete; todos los estilos tienen lugar en nuestra mesa y hay ocasiones para cada uno de ellos, pero nos entusiasma ver el trabajo de nuevos productores que redefinen lo que pensamos del vino norteño, que nos obligan a dejar de encasillarlos. El abanico estilístico es hoy más amplio que nunca, con blancos elegantísimos y tintos más amigables, que atraen a públicos varios y van de la mano con las tendencias de la industria.


Francisco Morelli Rubio (o @GauchoMalo, como se lo conoce en redes) forma parte de la sexta generación de bodegueros de la familia detrás de Tacuil, la famosísima bodega salteña de Molinos. Llevaba más de diez años de trabajo en la empresa familiar cuando en 2014 decidió crear Sierra Lima Alfa, su proyecto personal o mejor aún, personalísimo. La tradición vitivinícola salteña le corría por las venas y llevaba las enseñanzas de su tío, Raúl Dávalos, grabadas a fuego, pero se arriesgó a separarse del estilo conocido y entrar en un mundo de exploración enológica. “Creo que, como en el resto de la vida, todo es una cuestión de perspectiva. Si bien los Valles Calchaquíes imponen condiciones, hay lugar  para implementar  nuevas técnicas  y variables que se pueden ecualizar de otra forma y obtener diferentes resultados”, dice.



Un vino, una pregunta


Tuve el privilegio de participar de una degustación de Sierra Lima Alfa en Asadero a cargo de Francisco Morelli y Mariana Torta, uno de los nombres más importantes en la sommellerie argentina. La pasión de Pancho y el expertise de Mariana resultaron en un maridaje perfecto para no solo probar sino también entender los vinazos de la bodega. A continuación, algunas de las etiquetas protagonistas y otras tantas preguntas a la mente detrás de ellas. 


SIERRA LIMA ALFA SACHANARANJO 2020


Comenzamos con una etiqueta conocida y adorada. El SachaNaranjo de SLA fue el boom de los últimos meses en el mundo gastro y nosotros pudimos probarlo en Argenta Ft., donde causó sensación. Se trata de un Torrontés de parral de 80 años de Molinos, que pasa 14 meses en contacto con sus pieles. ¿Quieren un Torrontés bien distinto? Aquí está. Aromático, claro, pero con suficiente peso para balancearlo gracias a la maceración con hollejos. Una gran puerta de entrada a los naranjos, si todavía no probaron ninguno.


¿Cómo decidís qué vinos hacer?

Los vinos se deciden año a año, pero el criterio es siempre el mismo: hacer el vino que más me guste. Me resultan interesantes los vinos de corte, sea de distintas variedades o de una misma uva pero proveniente de viñedos de distintas regiones. Creo que con la sensibilidad adecuada y haciendo bien el trabajo, se logran vinos más completos. Por ejemplo, me gusta mucho el Torrontés, pero aún más cuando se combina con Sauvignon Blanc. 


Para el restaurante Niño Gordo hicimos un vino a partir de uva Criolla –ideal para el tipo de cocina que ellos proponen– que tuvo maceración con pieles de Malbec para conferirle mayor color y estructura; y un 3% de Torrontés que le da una nariz más frutada y no tan terrosa. Por supuesto, todo es subjetivo, y lo que me parece mejor a mí puede no gustarte a vos.




SIERRA LIMA ALFA TORRONTÉS 2018


Si dudan de la versatilidad de nuestra uva autóctona, esta es la etiqueta ideal para que la comprueben. El vino se hizo con uvas de Angastaco utilizando levaduras nativas, y tuvo 12 meses de crianza en barrica de roble francés. Sí, Torrontés con madera; ya no sale exclusivamente joven y livianito. El resultado es elegantísimo, y hasta tardamos unos segundos encontrar las notas típicas del varietal en nariz por su sutileza. Claro que las flores características están presentes, pero nos sorprendió el protagonismo de la mineralidad. La crianza es justa, tiene peso pero no anula la expresividad de la uva. Joyita. 


¿Qué diferencias encontrás entre tu trabajo y la viticultura más tradicional del Norte?

Creo que estos últimos años se caracterizaron por una muy poética evolución en la mayoría de los productores del NOA. No solo se están logrando muy buenos vinos en proyectos de pequeña escala, sino también en bodegas de gran volumen. En algunos casos los cambios surgen a partir de ciertas  decisiones, como el punto de cosecha, el mayor o menor uso de madera, tipo de levaduras, etcétera. En otros es por la incorporación de tecnología y técnicas innovadoras. O incluso combinado todo esto al mismo tiempo.


Sin embargo, no necesariamente la diferencia está ligada a lo nuevo. Sierra Lima Alfa Torrontés 2018, por ejemplo, busca mostrar un estilo de vino más tradicional, como el vino que me convidaba mi tío hace más de 30 años. Muy distinto  al perfil de los Torrontés modernos que son más “internacionales”. Creo que la viticultura argentina está transitando un momento importante y el público responde positivamente a estas distintas formas de expresión. Debemos celebrar esta diversidad.




SIERRA LIMA ALFA CORTE DE BLANCAS 2020 


Probé este vino varias veces, y me encantó en todas, pero tomarlo al lado de su creador tiene un noséqué especial. Se trata de un corte de Sauvignon Blanc y Torrontés, 90% y 10% respectivamente. La mitad de las uvas vienen de Cafayate, el otro cincuenta de Molinos. La diferencia de este blanco con el resto de la línea (y de muchos otros vinos) es la crianza biológica. ¿Qué es esto? La crianza biológica, también conocida bajo otros tantos nombres –oxidativa, bajo velo de flor, sobre lías–, es una técnica antiquísima de elaboración de vinos blancos en la que se fomenta la formación de una colonia de levaduras y hongos en la superficie del  vino, dentro de la barrica. Morelli utiliza esta técnica en el 50% del vino, y le suma complejidad y notas ajerezadas sutiles a las típicas varietales (espárrago bien presente de la Sauvignon Blanc y algún vestigio floral de la Torrontés).


¿Cuáles son los próximos desafíos para Sierra Lima Alfa?

En unas semanas sumamos dos nuevas etiquetas: una pequeña  partida  de  Criolla con paso por barrica y un Malbec bajo flor. En un futuro no muy lejano, quizás en  2024, espero  estar presentando los vinos de un nuevo proyecto en la localidad de Mainqué, Río Negro.  Son viñas de unos 80 años que pertenecían a una de las familias pioneras en la viticultura de la zona. Siempre me gustó la Patagonia y veo un gran potencial en la región. En los valles del Sur se obtiene una fruta de altísima calidad y es remarcable el trabajo que realizan desde hace muchos años los productores y bodegas locales. Es un enorme desafío recuperar esas viñas viejas y aprender de este lugar tan distinto del desierto y la altura de Salta.




SIERRA LIMA ALFA BLEND DE MALBEC (2019 Y 2020)


Terminamos la noche, entre copas que brindan sin cesar y algunos platitos deliciosos de Asadero, con un dúo de tintos. Podríamos pensar que solo cambia la añada, que el vino es el mismo, mas no. A Morelli le gustan los cortes, entre varietales o zonas, y estas etiquetas son ejemplos de esto último. Ambos llevan uvas de Angastaco y Molinos, pero en proporciones distintas: para el 2019 utilizaron 65% y 35% respectivamente; y para el 2020 la relación fue invertida, 35%-65%. Ambos carecen de levaduras exógenas y paso por madera. Las dos etiquetas son increíbles y grandes exponentes del nuevo Malbec norteño: fruta más fresca, buena acidez, peligrosamente bebibles. En la mesa hubo consenso y se declaró como favorito al 2019, tal vez por su año extra en la botella, tal vez por su composición. Solo el tiempo dirá. Mientras tanto, a pensar menos y beber más, para celebrar la variedad de expresiones en el vino argentino. ¡Salud! 







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