Puny: cocina italiana con aires de teatro

2023-05-30

En plena Av. Corrientes, cerca del Obelisco y frente al teatro Lola Membrives, un nuevo restaurante fusiona gastronomía italiana con un sentido homenaje a los actores y actrices que dieron su prestigio y renombre a la avenida. Puny celebra la escena teatral porteña con buenas pastas, risottos y antipasti.

Salir al teatro. Pocos programas más lindos, más sofisticados, más analógicos. El teatro es de esos pocos espacios donde todavía se respeta la ley de no pantallas, y todo lo que pasa adentro, mientras salimos un rato del mundo, es mágico. Aun cuando la obra es mala (y hay muchas obras malas), la experiencia se disfruta igual, porque ir al teatro es hacerse un regalo cultural que tiene poca competencia. Buenos Aires tiene más de 300 salas desparramadas por toda la ciudad, con una cartelera históricamente diversa y miles de obras para ver todos los días. Oferta hay, y así a veces marea. Podemos estar meses decidiendo qué ver, mientras las temporadas terminan, los carteles cambian y ese elenco obligatorio tiene bajas inesperadas.

Comer después del teatro es parte de la mística, pero lo cierto es que, con tanta sala, las opciones no siempre son obvias ni fáciles, sobre todo en algunos barrios. Distinto es el caso de Av. Corrientes, nuestro Broadway si se quiere, donde desde hace décadas y décadas el programa teatral va mano en mano con la otra gran vedette de Corrientes: la pizza. Las grandes pizzerías de la avenida reciben oleadas de espectadores toda la noche, todas las noches, e históricamente solo compitieron con algunos restaurantes tradicionales de la zona, como Pippo, Edelweiss o el Palacio de la Papa Frita.

En tiempos de sofisticación gastronómica y un auge innegable de buenas opciones para comer rico y variado en toda la ciudad, algunas pizzerías han perdido su encanto, otras su calidad (no vamos a nombrarlas), y empezó a revelarse una verdad de la que no hablábamos: Av. Corrientes tiene poquísimas opciones para comer. Los Galgos, ahí nomás, ayuda; Manduca, el noblísimo paseo gastronómico inaugurado el año pasado en Paseo la Plaza, es un oasis culinario en la zona; de todas formas, no alcanza.

Y entonces Puny, que trae otra cosa: ubicado justo frente al teatro Lola Membrives, este restaurante de pastas y grill propone una vuelta a los tiempos de esplendor de Av. Corrientes, con una arquitectura de tiempos dorados y paredes repletas de homenajes al teatro argentino. Retratos de figuras de ahora y de antes, carteles de obras y películas, y una carta de tragos de autor bautizados con nombres muy reconocibles: Bernard, Roth, Alterio, Sbaraglia, Grandinetti, Aleandro, entre otros.

El local de Puny Pasta & Grill es enorme, y tiene dos niveles: una gran planta baja con una cocina amplia y a la vista al fondo, donde también está ubicado el bar (en la entrada), tiene grandes ventanas que sirven para ver a la gente caminar por la avenida y dejar entrar las luces de la noche porteña desde cómodas sillas y sillones. Arriba, un salón de tamaño similar y una característica de diseño absolutamente atractiva que es nueva pero parece haber estado siempre: un ventanal inmenso que da al teatro y le imprime carácter a toda la propuesta.

La carta de vinos es amplia y completa, con mucha etiqueta clásica y bodegas bien conocidas, a tono con el lugar. Nosotros, por recomendación del sommelier, tomamos un Saint Felicien Cabernet Sauvignon que se llevó perfecto con los platos que pedimos.

Con una buena canasta de pan, arrancamos con el antipasto mediterráneo di salumi & formaggi, un gran plato para dos personas con jamón crudo, bresaola, mortadela, fior di latte, Brie, alcauciles marinados, tomates cherry y aceitunas. Generoso, potente e incluso suficiente, pero había ganas de probar más cosas, así que también pedimos la frittura di calamaretti & gamberi con maionese di agrumi: rabas y langostinos fritos con una salsa a base de mayonesa de cítricos, todo en su punto exacto. Tal vez hubiese ido mejor esta parte con la coctelería o hasta con cerveza, pero el vino acompañó bien.

La especialidad de la casa es la cocina italiana, a cargo del Chef Christian Bonfanti, así que nos pareció bien pedir pastas y risotto. En el primer caso, y por recomendación de la casa, fuimos por los Spaghettoni con albóndigas, american style. La pasta estuvo muy bien, rica, generosa y evidentemente casera; las albóndigas tenían el punto justo de humedad y explotaban de sabor. El risotto también estuvo muy a la altura: pedimos la versión alla milanese, con champignones, vino blanco y Reggianito, y vino muy cremoso, repleto de sabor a azafrán y hongos, insuperable para días de frío.

Los postres, agrupados en el menú bajo el titular “La dolce vita” son variados y generosos, como todo lo que fuimos probando antes. Pedimos el flan argentino, con dulce de leche y crema (y sí, no es el postre más representativo, pero a veces nos cuesta resistirnos), y estaba muy bien; además nos trajeron la torta di mele con gelato (torta de manzana con helado de vainilla), balanceada y bien especiada, un final calentito que acompañamos con cafés.

Entre un plato y otro, entraron los elencos de distintas obras a banquetear y charlar en el piso de arriba. Esta es una escena frecuente en Puny, que a los pocos meses de abrir se convirtió en un punto de reunión para actores y actrices que hasta ahora no tenían un lugar que sintieran propio. Los demás comensales los saludan, alguno más mandado se acerca a pedir una foto, pero todo mantiene un aura relajado, de voces más bien bajas que se funden en la música italiana que sale por los parlantes. Es un lugar de teatro, de vivir las cosas en serio y en vivo, y sobran las pantallas.