Maíz: Objetos únicos para la mesa

Mariana Zerman es la creadora de Maíz Cerámica, un emprendimiento de piezas únicas de cerámica, totalmente artesanales y realizadas en torno alfarero. Sus objetos tienen una identidad donde lo sobrio y lo excesivo, lo liso y lo colorido, lo recto y lo irregular son conceptos que conviven y que se potencian.


por MARCELA KORZENIEWSKI
@marcelkor2017


Hablamos mucho de comida y poco de lo que usamos para comer. Lo cierto es que en los últimos años hubo un boom de la cerámica, la vajilla linda y original, las piezas diferentes que le dan una personalidad especial a la mesa y contribuyen a la anticipación del banquete. Mariana Zerman es una verdadera artista que crea objetos increíbles para honrar con preparaciones sentidas, y la visitamos para hablar sobre su emprendimiento, Maíz Cerámica.


Las formas están creadas con un criterio orgánico. El cuenco globo se hunde en las manos al sostenerlo, los pocillos son ideales para entrelazar con las palmas, o el asa de una taza tiene forma de nariz. Son piezas que invitan a comer con las manos o a acariciar un pocillo con un té o un café humeante.



Mariana trabajó muchos años en el diario Clarín como diseñadora y editora gráfica de Sí! El suplemento joven. Algunas de sus tapas –Iggy Pop, Árbol, Muñecas bravas, Solos de batería– recibieron premios de la Society of Newspaper Design. Tras ser madre de dos niñas, sin embargo, decidió cambiar de camino y probar con un proyecto personal, el del diseño en el ámbito de la cerámica.


A fuerza de prueba y error, de ensayar y de seguir intentando, fue encontrando un estilo propio. Hoy, sus piezas se consiguen en la tienda del museo MALBA, en el almacén Luro de Recoleta, y en la tienda de arte ID.LB, destacándose la taza nariz, el cuenco globo, la taza rayas y el juego de pocillo liso con platito irregular no liso.



¿Cómo nació Maíz cerámica?

De la búsqueda de cruzar el diseño con otro oficio artesanal. Apenas dejé mi trabajo de diseñadora gráfica en relación de dependencia arranqué con un taller de alfarería. Realmente no sabía que me iba a cautivar tanto. Amasar la pasta de arcilla, tornear, a los días retornear para darle su forma definitiva, luego pintar y esperar a que salga del horno por primera vez para esmaltar y darle la horneada final, es un proceso largo y trabajoso.


¿Cuál es el concepto que buscás a la hora de hacer tus piezas?

Como diseñadora que soy, me importa mucho la forma y la función. El “para qué” será usada cada pieza. Actualmente estoy investigando y probando la pasta de gres, que es más resistente que la loza y más impermeable, permite dejar la cerámica desnuda. También me importa que las piezas tengan una identidad, que puedan reconocerse como “familia” aun en la diversidad. Por último, me gusta darle mi impronta con el pincel, que sean piezas intervenidas. Pero lo principal: que sean útiles, cómodas, divertidas y livianas. Esto último es fundamental cuando haces utilitarios.



¿Cómo fue tu paso por el diseño gráfico en periodismo?

Trabajé casi 20 años en Clarín. Entré como diseñadora junior para la revista Internet Surf en el año 98, cuando estaba terminando de cursar la carrera en la FADU. Luego pasé por diversos medios hasta que llegué al Si! El suplemento joven. Un sueño hecho realidad. Entonces, me convertí en editora gráfica. Definía el concepto de las tapas, trabajaba en conjunto con redactores, editores, fotógrafos, ilustradores. Muchas veces me encargaba de armar las producciones. Fueron buenos años de trabajo. Más tarde, entré a ARQ, el diario de arquitectura.


¿Qué tipo de objetos hacés? Y entre ellos, ¿cuáles son los que más se adaptan al rubro gastronómico?

Hago cuencos de varios tamaños (grandes: ensaladeras o fruteras; medianos: ensaladeras individuales o cerealeros; pequeños: taza o postres), platos semi hondos, tazas con asa, pocillos con y sin asa. Los pocillos sin asa pueden salir con platito irregular o solos. También estoy haciendo unas macetas, un trabajo por encargo.



¿Qué concepto hay detrás de tus creaciones?

En relación con el estilo, puedo decir que es un poco instintivo y movedizo. Imagino que el bagaje que traigo hace lo suyo por sí solo. Además de haber pasado por la FADU, gran fuente de experimentación, realicé talleres de resina, serigrafía, encuadernación, dibujo con modelo vivo, teatro y acrobacia. Aún sigo buscando mi propia linea. Oscilo entre las lineas puras, lo liso, sobrio; y lo irregular y desmesurado y repleto de color. Siempre estoy atenta, soy fácil de influenciar. ¡Demasiado! Ensayo mucho con el torno. Creo que ahí esta la clave: tornear, tornear y tornear. Ahora quiero hacer un taller para aprender a construir una tetera. Una pieza que se compone de varias partes que luego hay que unir. Más complejo.


¿Cómo definirías el proceso de creación?

Es cuerpo en acción, porque hay un compromiso absoluto y entero del cuerpo en el hacer del proceso cerámico.



¿Con qué preparaciones culinarias te imaginás tus objetos?

Las tazas, con té de manzanilla, cardamomo y canela. Los platitos con pan con palta, cilantro y oliva, con cualquier queso en pan de masa madre o con un pancito con berenjenas en escabeche. Los cuencos con ensalada de hojas de espinaca, repollo blanco, peras y cebolla morada, salpicado con semillas de zapallo o con una ensalada de repollo morado con melón. En los platos también podés servir porciones de budines frutales: mandarina, naranja, limón o un leicaj de miel.




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MAÍZ CERÁMICA

@maiz.ceramica





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