Los mejores whiskies irlandeses para festejar San Patricio

por ANA PAULA ARIAS

Tullamore DEW Original. El best buy.

El de etiqueta verde, el más gauchito y barato que podés encontrar en Irlanda y el que mejor relación precio-calidad tiene. Si llegaran unos marcianos y hubiera que explicarles qué es el whiskey irlandés, le deberíamos dar una botella de Tullamore. Es suave y cítrico porque está destilado tres veces, lo que hace que los alcoholes logren una neutralidad muy agradable al paladar. Una destilería tradicional que se está modernizando y se mete de a poco en las barras del mundo con un trago tan infalible como fácil: el whiskey tonic.

Writer´s Tears Copper Pot. El de culto.

Si quieren saber qué hay de nuevo bajo el sol irlandés, es por acá. Writer’s Tears es un hermoso homenaje a la era dorada del whiskey. La propuesta es ambiciosa: hacer un destilado memorable que compita con los mejores de Escocia, que gane premios y que ponga en el mapa al país como productor de calidad, otra vez. Algo que lleva tiempo, pero que ya ha dado sus frutos; en 2019 fue el único irlandés que entró en el top 10 de la famosa revista Whisky Advocate. Un blend elegante, complejo, añejado en barricas de bourbon, con notas melosas y de damasco que es un obligado para los fanáticos de esta bebida.

Jameson Caskmates IPA. El célebre.

Aunque no sepas nada, nada de whisky, esta marca seguramente te suena y mucho. Y no es para menos: Jameson ahora es tan famoso como sus competidores escoceses. Responsable principal de la reconversión de la industria, no se conforma con ser el más vendido de su país; también se arriesga y produce whiskies distintos, que lo acercan a los consumidores jóvenes y de cerveza. Sacaron hace unos años el Caskmates Stout y ahora era el turno del IPA, añejado en barricas de cerveza Indian Pale Ale irlandesa. Un guiño a esa costumbre bien paisana de beber una pinta y un shot a la par. Con su estética full green es una bebida obligada para este 17 de marzo.

Connemara. La rareza.

Es raro, pero, que no se malentienda, es genial. La gracia es que, si lo ponemos a ciegas, probablemente nadie pensará que se trata de un whiskey irlandés. Es turboso, ahumado y denso, algo imposible de pensar para las otras marcas del país. Otra rareza: es un single malt, patrimonio casi exclusivo de la producción de whiskies escoceses. Todo eso, haberse desmarcado de la línea clásica de estilos de Irlanda, lo convierte en una perlita que todos desean. No es barato, claro, pero no es tan caro teniendo en cuenta que, cuando lo tomes, vas a probar un estilo único en el mundo.

Teeling Single Grain. El innovador.

Dejemos algo en claro, los single grain son una rareza. El mercado está copado por los blends, como Johnnie Walker, Jack Daniels o Jameson. Hay luego un pequeñísimo porcentaje de un estilo que está de moda: los single malt, y un porcentaje mucho menor de whiskies como éste, single grain. ¿Cuál es su particularidad? Suelen ser más suaves, más ligeros, cítricos y especiados, suelen tomarse muy fríos o con hielo y son ideales para el verano. En el mundo hay gente que los ama y gente que los odia. Son estilos que no admiten tibiezas. Teeling, fiel a su tradición, no hizo caso a los detractores y elaboró este whiskey hecho enteramente de grano (maíz), añejado en barricas de vino tinto californiano. Y sí, es tan delicioso como suena.

Pearse Lyons Distiller’s Choice. El boutique.

Si vas por Dublín puede pasar que entres a una iglesia del siglo XVIII y que sea una destilería. Y, si tenés mucha suerte, que esa destilería sea Pearse Lyons, una empresa familiar que hace su whiskey en el corazón de la capital. Tienen un plus, además de sus productos que son excelentes: cultivan la tradición irlandesa del Seanachaí, el arte de la palabra hablada. Entrar a la atmósfera de PL es mágico, porque los storytellers cuentan mejor que nadie la historia cultural y religiosa de Dublín, al tiempo que te invitan a catar las distintas etiquetas de la marca. Pearse Lyons Distiller’s Choice no llega todavía a la Argentina, pero conocer su historia es una hermosa manera de planear un viaje en el futuro pos pandémico.