¿Existe un NH en mi destino?

Nos ponemos internacionales para hablar de nuestra experiencia reciente en el hotel NH Nacional (Madrid) y su restaurante Tablafina: lujo palaciego combinado con buena gastronomía y la comodidad de sentirse como en casa, pero mejor.



por FLAVIA FERNÁNDEZ



Los hoteles NH son una constelación en el firmamento hotelero, siempre marcando la diferencia con pequeños detalles y llevando la bandera de la rapidez a la hora de resolver situaciones como las que vivimos ahora.


Hablamos de un consolidado operador multinacional, una de las compañías hoteleras urbanas de referencia en Europa y América, donde operan más de 360 hoteles. Desde 2019 la firma trabaja junto a Minor Hotels en la integración de sus marcas comerciales hoteleras bajo un mismo paraguas corporativo, con presencia en más de 50 países de todo el mundo. Se ordena así un porfolio de más de 500 hoteles bajo ocho marcas: NH Hotels, NH Collection, nhow, Tivoli, Anantara, Avani, Elewana y Oaks, que completan un amplio y diverso espectro de propuestas hoteleras conectadas a las necesidades y deseos de los viajeros globales de hoy en día.


     

Compañía que se mantuvo y mantiene como sinónimo de calidad y prestigio a lo largo de sus más de 40 años de vida, NH es sin duda un referente de la hotelería urbana en Europa y Latinoamérica, con centenares de propuestas y presencia en las principales capitales. ¿Qué los diferencia de los demás? Más allá de que son un sello de calidad, elegancia y modernidad, consiguieron algo glorioso, que es la pregunta confiada del viajero. Y esta es: ¿existe un NH en mi destino? Esa es la motivación y por la cual trabajan apasionadamente. Simplemete impresionante, ya que son anfitriones de más de dieciseis millones de clientes al año, siempre con el desafío de ofrecer la mejor relación calidad-precio en localizaciones privilegiadas de los principales destinos del Viejo y Nuevo Mundo. 

Invitados a la feria Fine Wine Tourism Expo (FINE) que se realizó en Valladolid, Cuisine&Vins hizo su regreso vía Madrid, donde nos instalamos por unos días, y el lugar elegido para vivir fue, desde ya, un NH. Elegimos el Nacional, que tiene una ubicación comodísima frente a la estación Atocha, y lo más interesante: está ubicado en el Triángulo del Arte, donde se encuentran tres museos de talla mundial. Nos referimos al Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Reina Sofía. 

Son doscientas seis habitaciones, muchas de ellas observando el Jardín Botánico. Está cerca de las tiendas y las arterias que desembocan en La Puerta del Sol. Si hablamos de lujos, más allá de los vitreaux, las escaleras del palacio y los cristales de época en contraste de la modernidad de sus cuartos, tenemos que hablar del wifi libre y la posibilidad de hospedarnos con mascota. Y en estos tiempos, lujo también es impecabilidad, sanidad y cuidado en todos los aspectos. Todo eso sucede en el NH Nacional, uno de los edificios más atractivos de la ciudad, con salones enormes aptos para 300 personas, luz natural y algo fundamental, un restaurante que está dando que hablar en todo Madrid.

Tablafina (embutidos, conservas &tapas) es el nombre del cancherísimo espacio gastronómico que se encuentra apenas se ingresa al hotel. Hay una carta basada en productos de calidad con denominación de origen, una cava estupenda y la posibilidad de degustar por copa. Todo bajo la batuta de Abel Valverde.

La idea de la carta es trabajar con productos de temporada, además de los hits que ofrece la tierra. Los quesos, embutidos y conservas completan el concepto. De los vinos se ocupa el prestigioso sommelier David Robledo.

Esta nueva propuesta de Wine Bar debutó con mucho éxito en el hotel y poco a poco va expandiéndose en ciudades como Barcelona, Milán o Sevilla. Tablafina es la apuesta gastronómica de NH para conectar con el mundo de la barra y la cocina local, algo muy español que triunfa internacionalmente. Una propuesta que remite a la calidad de los productos.

Hemos probado embutidos finos como jamones ibéricos de bellota, lomo ibérico, fuet artesano, chorizos, morcilla y salchichones. De conserva (“te damos la lata”, reza la carta), mejillones, berberechos, sardinillas y cabalita. Tristísimo hubiera sido partir sin probar las aceitunas aliñadas, las de Campo Real o banderilla especial. Las ensaladas, inolvidables, especialmente la de atún con corteza de trigo y la de pechuga de pollo confitada.

La tosta de bacalao y aguacate, una delicia. Y el pulpo es un capítulo aparte: histriónico de tan perfecto. Excelente atención y la posibilidad de instalarse a cualquier hora del día ya que, en Tablafina, siempre la mesa está (muy bien) servida.





Comentarios