Ranking Cuisine: 4 vinos para festejar el Día del Malbec

Hoy se conmemora el Dia del Malbec, y aunque es cierto que este es un 17 de abril que nos encuentra en una situación atípica, si algo que nos ha alegrado la cuarentena ha sido el vino. En el caso de los argentinos, además, si hay algo que nos viene alegrando desde hace años es el Malbec. Les proponemos entonces cuatro etiquetas para disfrutar, redescubrir esta cepa maravillosa y homenajearla como se merece. 



por ANA PAULA ARIAS


MALCRIADO MALBEC
(MOSQUITA MUERTA WINES – VALLE DE UCO, MENDOZA) (95 PTS.)

En los últimos años aprendimos que ningún Malbec es igual a otro cuando provienen de suelos distintos. Malcriado es un blend de tres zonas paradigmáticas de Valle de Uco (Los Chacayes, Vista Flores y Gualtallary) que demuestra como las diferencias de estilos de una misma cepa pueden armonizarse. El resultado es un vino equilibrado, con cientos de matices y jugoso. Si buscás un Malbec memorable, es este.





SERBAL MALBEC
(ATAMISQUE – TUPUNGATO, MENDOZA) (91 PTS.)

Probablemente sea uno de los vinos con mejor relación precio-calidad de su segmento. Comprar Serbal te da tranquilidad porque nada puede salir mal. ¿Su secreto? La simpleza de un vino que no tiene madera pero que es, al mismo tiempo, tan honesto y fiel a su terruño que no le hace falta nada más. Serbal es el Malbec original, ese que existe antes de cualquier intervención.





EL GRAN MALBEC DE RICARDO SANTOS
(RICARDO SANTOS – MAIPÚ, MENDOZA) (93 PTS.)

A Ricardo Santos se lo recuerda siempre como uno de los grandes promotores de nuestra cepa bandera. No era enólogo, pero en la industria se lo conocía como “el señor Malbec” por haber sido uno de los primeros en exportarlo a EE.UU., allá por la década del 70. Una de sus etiquetas más memorables es este tinto, vigoroso, frutado y con la medida justa de roble. Hoy es una buena oportunidad para volver a los clásicos y revisar qué los hizo grandes.





LABORUM DE PARCELA MALBEC
(EL PORVENIR – CAFAYATE, SALTA) (94 PTS.)

Salta es como el final del arcoíris, sólo que lo que encontramos cuando llegamos es mucho más que una olla con monedas. Este Malbec da una idea bien acabada de lo que ocurre a dos mil metros de altura cuando el suelo y el clima acompañan inmejorablemente: un tinto intenso, que mancha los dientes y que nos deja la sensación hermosa de estar descubriendo algo que nadie más conoce.






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