Miami con los mas chicos

Escapada al calor. En el contexto de las vacaciones de invierno llegamos a esta tierra vibrante y cálida con nuestros hijos. Nosotros ya sabemos cuáles son los puntos que queremos visitar, pero ?qué hacemos con los más peque?os?

No creo en un recorrido miamero para chicos ya que, por lo menos para los argentinos que nos encendemos apenas pisamos esta tierra tibia y colorida, acá todos somos ni?os. O acaso, ?quién no toma con sumo placer un mojito, ice tea, café o lo que sea, en algún ridículo vaso de plástico? Y sí. Yo, que me creo la reina del espresso y me paso criticando el café de acá o allá, muero por la latita moca de Starbucks que tomo en el auto cual mamadera. Lo que en Buenos Aires sería un espanto, acá es pura diversión. ?Hamburguesas? No es lo mismo un McDonald’s del sur del mundo que una hamburguesa en Big Pink, en South Beach, en la Collins y la 1. En ese contexto, sobre el mar, todos somos chicos y nadie piensa en grasas trans y todas esas obviedades de gym de Barrio Parque (aclaro que yo no voy). Personalmente, me encantan los zoológicos. Y soy asidua visitadora del palermitano, que tiene la mejor arquitectura del planeta. No tengo muchos amigos que lo frecuenten; en cambio enloquecen con el de Miami. Y sí, claro, como decíamos, acá todos somos chicos. Así que avanti con el Sea Acquarium, el Monkey Jungle, el Parrots Jungle, el Miami Science Museum, el paseo por los Everglades, el Alligator Farm o el parque de las mariposas. Todo apto para ni?os y padres hartos del traje, la corbata y el celular. Clásicos como TGI Friday’s o Cheesecake Factory son planes familiares por excelencia. Pero también hay programas más gourmet como el que ofrece Rusty Pelican, sobre el mar, camino a Key Biscayne. Ahí se puede disfrutar de un gigantesco salad bar, cataratas de frutos de mar, fondues de chocolate para sumergirse, etc, etc, mientras los hidroaviones hacen lo suyo a unos pocos metros. Para los bebotes, nada como Chuck E. Cheese (un especie de Sacoa más moderno, con un ratón que pasea por las mesas ofreciendo chatarra cool), el Museo de los Ni?os y la cadena de My Gym, donde los chicos enloquecen con juegos y pelotas. Pero eso es demasiado esfuerzo para un argentino que llega a este trópico con ganas de ser ni?o también. Mejor dejarse llevar y que ellos decidan. Después de todo, grandes y chicos esperan una sóla cosa de esta ciudad: placer y shopping. Playa y consumismo sin culpa; ?a no mentir! Ellos tras Disney Store o los jueguitos de Play, nosotros tras lo nuestro... ?Y ya!





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