La columna vinófila: Si sos vinófilo ¡no digas estas cosas! (Primera parte)
2019-03-07Es hermoso el momento en que se nos revelan
los secretos del buen beber. De pronto podemos distinguir aromas, recomendar
bodegas y reconocer enólogos; pero, a veces, el conocimiento nos embriaga y
podemos ser un poco molestos. Si te estás pasando lentamente al lado oscuro del
mundo del vino, esta nota es para vos.
por ANA PAULA ARIAS
“¿Rosado?
No, gracias”. El vino rosado es un eterno
incomprendido. ¿Cuál es su ocasión de consumo? ¿Para pescado o para carne? Es
hora de que le des una oportunidad y lo dejes de tratar como un pseudo vino. El
rosado es, ante todo, ecléctico y chic. Sirve, entre otras cosas, como
aperitivo, para picadas, pizzas, carnes de cerdo y para conciliar menúes muy
distintos. No te lo pierdas.
“El
mejor vino es el más añejo”. Este es un mantra que a los
fans del vino les encanta repetir. Ya hablamos de esto hace poco, pero por las
dudas lo repetimos: el vino no mejora con la edad, simplemente cambia (y no
siempre para bien). La nueva ola de vinos jóvenes, sin madera, que se beben en
el año, está dando grandes productos. Animate a conocerlos.
“Los
vinos dulces son berretas”. Lo bueno o malo del vino
no está intrínsecamente unido a su estilo, sino a cómo está hecho. Así como hay
vinos malos dulces, también los hay tintos, rosados y espumantes. Generalmente
el rechazo a los dulces viene de imaginárselos acompañando cualquier comida,
pero si después de un asado con vino tinto seguís con un strudel de manzana y
una copa de tardío blanco, la cosa cambia. La clave es encontrar el maridaje
adecuado.
“Este
vino ya no viene como antes”. Esta frase no está mal
de por sí, lo que pasa es que nos acostumbramos a seguir diciéndolo después de
mucho tiempo. Que un vino te haya defraudado alguna vez no quiere decir que no lo
tengas que tomar nunca más. Luego de tu desilusión pasaron muchas cosechas y
hasta quizás haya cambiado el enólogo. Dale una segunda oportunidad a ese vino
que no probás hace años.
Aunque parezca extraño, a veces el
conocimiento trae prejuicios. Si queremos meternos de lleno en el mundo del
vino hay que estar dispuestos a probar de todo: vinos de cualquier precio y
estilo o de marcas que juramos nunca más volver a comprar. Solo la variedad
puede darte una real idea de lo que te gusta.