el pupo del MUNDO

Quito. Cuna del aporteñado fotógrafo Javier Obando, quien elige retratar su ciudad natal desde el Mercado Central, genuina expresión de la verdadera naturaleza comercial ecuatoriana. Más luminoso que lo que imaginamos al pensar en estos lugares, el Mercado Central quiteño, con sus sabores, perfumes, sonidos, texturas y colores, despierta todos los sentidos desde el momento en que se cruza alguna de sus grandes puertas.

En palabras del fotógrafo:
Le pregunté a Andrés, un panita del colegio que se convirtió en el chef del hotel más coqueto del centro histórico de Quito: “¿Qué lugar me recomiendas para fotografiar que hable de nuestra gastronomía?”. Me dio varias respuestas, que iban desde huecas locales y street food hasta nuevos restaurantes fusión; sin embargo, no titubeó al destacar el Mercado Central de Quito como el lugar donde convergen carniceros, verduleros, floristas y hasta hechiceros de todo el país. En sus ambientes podemos oler la sal quiteña mezclada con la frescura de los proveedores de mariscos y las delicias de la costa ecuatoriana. Comemos lo que somos, y este lugar es fiel reflejo de nuestra idiosincrasia. Los ingredientes reflejan la variedad de un país geográficamente pequeño, pero con cuatro fructíferas zonas geográficas: costa, sierra, oriente e insular. De estas zonas salen frutas exóticas y una gran variedad de tubérculos. En las mesas ecuatorianas hay tantas salsas como provincias, y especias y condimentos que sólo crecen en el pupo del mundo. Usamos achiote para el color; en la costa se usa el cilantro, la chillangua, el ajo de monte y el oreganón. Abundan también las legumbres y verduras. La quinoa, el amaranto. Hierbas frescas que, hervidas, pueden curar casi todo. Quienes venden condimentos también comercializan sahumerios naturales y pócimas para diferentes fines, como atraer el amor (o mantenerlo). Del Mercado siempre se sale con las manos llenas.

por JAVIER OBANDO


Etiquetas JAVIER OBANDO Quito
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