Diarios de cuarentena: el juego que nadie quería jugar

En su primera colaboración digital para Cuisine, Marcela Remoli, quien escribió varias aguafuertes en nuestras ediciones impresas, observa contemplativa la situación actual del mundo, con lo positivo y lo, si no negativo, al menos preocupante de esta patada que le dio el mundo al tablero.


por MARCELA REMOLI

Tengo la extraña costumbre de pararme frente a lo que me rodea y observar lo que pasa a mi alrededor como si lo que veo no fuese real. Me detengo donde esté y miro la situación cotidiana de las personas, pero como si estuviésemos jugando un juego, pensando que hay gente que se amarga por cosas que no van a ser eternas y, por el contrario, los que se creen que ya tienen la solución a todo comprada. Y me imagino que nos pusieron a jugar este juego de la vida para ver cuán buenos somos jugando, cómo nos adaptamos a los cambios, qué tan generosos somos con lo demás, cuánta importancia le damos a lo importante.

La realidad es que no nos damos cuenta, porque nunca tenemos tiempo para detenernos y replantearnos la vida, entonces seguimos alocados, enfocados en busca de ganar una carrera de la que ni nosotros sabemos cuál es el premio, y no nos impulsa mucho más que la inercia que nos lleva a seguir con lo que consideramos que es lo que tenemos que hacer.

De repente, inesperadamente, alguien tomo la decisión por nosotros y paró el mundo, para que sin querer empecemos a “jugar” un juego al que no estábamos acostumbrados y que definitivamente no teníamos ganas de jugar.

Súbitamente nos dimos cuenta de que no nos quedaba otra alternativa que cambiar lo que veníamos haciendo y ponernos a ejecutar un rol que no era el que estábamos acostumbrados a interpretar.

Todo se está transformando de manera voraz y tenemos que estar a la altura de las circunstancias. Como ejemplo de esta nueva realidad observo la transformación de la gastronomía, uno de los rubros más golpeados y que me llega muy de cerca, por toda la gente que quiero y que se ve altamente afectada en este contexto.

Puedo ver cómo van mutando para tomar las riendas de la situación aferrándose a su esencia. El creativo se puso más creativo que nunca, el empresario dio un rápido giro de timón para que no se hunda su barco, el mediático busco la forma de llegar a su gente con recetas desde las redes sociales, el generoso puso su cocina en marcha para entregar viandas a los que más lo necesitan, los que más saben trabajar en equipo se unieron, el líder demostró una vez más porque es líder y los que no se saben adaptar a los cambios, lamentablemente, en esta están perdidos.

Vengo hablando con varios amigos de la industria desde el primer día de la cuarentena y veo cómo van transformando su visión para sostenerse en este ambiente. Siento cómo aflora lo que uno lleva más arraigado en su esencia y cómo en tiempos de pandemia reluce lo que uno es en lo más profundo de su ser.
Por eso espero que todo esto nos sirva para darnos cuenta de que nada está asegurado, de que la vida a veces viene a demostrarnos que lo importante son otras cosas. Que lo que más necesitamos hoy no se compra, y que el poder de adaptación es nuestro más valioso tesoro.



Comentarios